Descubrimiento en Marte: La NASA encuentra la “señal más clara” de posible vida pasada

El rover Perseverance de la NASA ha descubierto características inusuales en rocas marcianas que sugieren la posible existencia de vida en el Planeta Rojo en un pasado remoto, según un nuevo estudio publicado en la prestigiosa revista Nature. El hallazgo se considera uno de los más significativos hasta la fecha en la búsqueda de vida extraterrestre.

Nicky Fox, administradora asociada de la dirección de misiones científicas de la NASA, declaró en una rueda de prensa que este descubrimiento “es lo más cerca que hemos estado de encontrar vida antigua en Marte”. Por su parte, el administrador interino de la NASA, Sean Duffy, fue aún más lejos, afirmando que “muy bien podría ser la señal de vida más clara que jamás hayamos encontrado en Marte”, aunque ambos funcionarios subrayaron la necesidad de realizar más investigaciones para confirmar cualquier conclusión.

La Evidencia en las Rocas

¿Qué se encontró y dónde?

El hallazgo se produjo mientras el Perseverance exploraba la formación “Bright Angel”, un conjunto de afloramientos rocosos situados en el antiguo valle fluvial de Neretva Vallis. Según un comunicado de la NASA, este valle fue tallado por el agua que fluía hacia el cráter Jezero hace miles de millones de años.

Los instrumentos científicos del rover determinaron que las rocas sedimentarias de la formación están compuestas de arcilla y limo, materiales que en la Tierra son excelentes conservadores de vida microbiana pasada. Además, son ricas en carbono orgánico, azufre, hierro oxidado (herrumbre) y fósforo. Dentro de una roca específica, apodada “Cheyava Falls”, se identificaron minerales como la vivianita y la greigita.

Estas rocas de lodo presentan unas marcas que los científicos han denominado “manchas de leopardo” y “semillas de amapola”. Joel Hurowitz, científico del Perseverance y autor principal del estudio, explicó que en la Tierra, “los microbios consumen la materia orgánica y reaccionan con el lodo, y el subproducto de esa reacción son estos minerales”. La combinación de estos elementos es considerada una potencial huella de vida microbiana, que podría haber utilizado estas reacciones químicas para generar energía.

¿Es Realmente Vida? La Necesidad de Cautela

Una firma biológica potencial

A pesar del entusiasmo, la comunidad científica se mantiene cautelosa. Los autores del estudio escriben que “nuestro análisis nos lleva a concluir que la formación Bright Angel contiene texturas, características químicas y minerales, y firmas orgánicas que merecen ser consideradas como ‘potenciales biofirmas'”.

Nicky Fox aclaró que esta firma es como una “señal remanente”, no vida en sí misma. “Es como ver fósiles sobrantes, los restos de una comida”, ejemplificó. “Ciertamente, podría provenir de vida antigua, algo que estuvo allí hace miles de millones de años, no algo que esté actualmente”.

Otros expertos, como Janice Bishop del Instituto SETI y Mario Parente de la Universidad de Massachusetts Amherst, escribieron en un artículo complementario que “no hay evidencia de microbios en Marte hoy en día”. Sin embargo, señalan que si hubieran existido en el Marte antiguo, podrían haber producido estos minerales en el lago del cráter Jezero.

Como resumió el físico teórico Sean Carroll, quien no participó en el estudio: “Datos intrigantes del rover Perseverance en Marte, pero es demasiado pronto para atribuirlos a la existencia de vida. La ciencia lleva tiempo, y eso está bien”.

El Desafío: Traer las Muestras a la Tierra

Los límites de la tecnología en Marte

El equipo de la misión reconoce que ha llegado al límite de lo que puede descubrirse a distancia. “Básicamente, hemos usado toda la carga útil científica del rover en esta roca”, admitió Katie Stack Morgan, científica del proyecto Perseverance. “Estamos muy cerca de los límites de lo que el rover puede hacer en la superficie para avanzar en esa pregunta en particular”.

Por esta razón, la misión fue diseñada desde el principio para ser de retorno de muestras. Desde su aterrizaje en el cráter Jezero en febrero de 2021, el Perseverance ha estado recolectando núcleos de roca y suelo marciano y sellándolos en tubos del tamaño de un puro. La única forma de confirmar el origen de estas “potenciales biofirmas” es analizar esas muestras en laboratorios avanzados en la Tierra.

Retrasos, sobrecostos y recortes presupuestarios

Sin embargo, las perspectivas para traer ese material a nuestro planeta se han vuelto cada vez más inciertas. El plan original, una campaña conjunta de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), tenía un costo estimado de 3 mil millones de dólares y preveía la llegada de las muestras para 2033.

Para 2023, el costo proyectado se había disparado a entre 8 y 11 mil millones de dólares, y la fecha de llegada se había retrasado hasta 2040. Esta situación llevó a la NASA a buscar un rediseño completo de la misión, conocida como Mars Sample Return (MSR). A esto se suma la incertidumbre política: el presupuesto federal propuesto por el presidente Donald Trump para 2026 contempla un recorte del 24% para la NASA, lo que podría resultar en la cancelación de docenas de misiones, incluida la MSR.

El Futuro de la Misión y la Carrera Espacial

A pesar de los obstáculos, el administrador interino Sean Duffy aseguró que no todo está perdido. “Nos preocupan los recursos y el tiempo, y creemos que hay una manera mejor de hacer esto, una forma más rápida de traer estas muestras”, dijo Duffy. “Estamos analizando si podemos hacerlo más rápido y más barato, y creemos que sí podemos”.

No dio detalles, pero han surgido propuestas de misiones privadas de menor costo por parte de empresas como Rocket Lab y Lockheed Martin. Además, SpaceX podría ofrecer su cohete Starship para la tarea.

La prisa también responde a un nuevo capítulo de la carrera espacial. China planea lanzar su propia misión de retorno de muestras, Tianwen 3, en 2028, con el objetivo de traer rocas marcianas a la Tierra tan pronto como en 2031. Por ahora, las intrigantes muestras del Perseverance seguirán esperando en la superficie del Planeta Rojo, guardando lo que podría ser uno de los secretos más profundos de la humanidad: si alguna vez estuvimos solos en el universo.

Antonio Hernández

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